Nos estamos quedando solos... vieja


image
Todos nos quejamos de las paltas existenciales que nos atormentan día a día: que la chamba me tiene esclava, que estoy sin gil, que quiero tener ese cuerpo fit, que la hipoteca vampira de los próximos 20 años, que merezco ganar más plata, que la SUNAT, que esa maldita línea que no se borra de mi cachete todas las mañanas…
Y de pronto, siento esa sensación de caída libre dentro de un ascensor… y veo a mis padres padeciendo el paso del tiempo. Mi mamá caminando cada vez más lento con ayuda de su bastón y mi papá bastante más delgado de lo que recuerdo en sus fotos, ambos llegando poco a poco a los 80 años.
Trato de ponerme en sus zapatos, y se me encoge el corazón. Intento sentir cómo es seguir viviendo mientras sus amigos y parientes cercanos van yéndose.
Sentir la impotencia de no poder hacer cosas simples por sí solos. De preferir dormir que seguir sin hacer nada.
image
Siempre fui su “conchito”, ese último grito desesperado de fertilidad y de status de padres admirables, una especie de “senadores” de la APAFA
Tenerlos a mi lado aún, es un privilegio que pasa desapercibido entre los “problemas” del día a día.
Ver a mi mami cosechar de su jardín unas hojitas de cedrón para invitarme una infusión, o a mi papá tararear la música que suena a todo volumen desde su computadora… No tiene precio.
Por eso he decidido tomarles fotos sonriendo cada que puedo, para registrar el eterno presente y revivirlo cada que mi mocosa asustada interior lo necesite.
image
Y a pesar que ahora son sólo “roomates” que comparten el desayuno y almuerzo de lunes a sábado, en mi retina quedará ese baile que se pegaron alguna vez en medio de la sala de mi casa antigua: “Nos estamos quedando solos… vieja”
C.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MI AMOR EL GUACHIMÁN

STRONG IS THE NEW SEXY